miércoles, 8 de julio de 2009

Ensayo general para la farsa actual

La situación es desconcertante y hasta genera impotencia. La sociedad el día 28 de junio de 2009 a través de la mas magnifica forma de expresión que tiene la democracia, que son las elecciones, le dio un duro llamado de advertencia al gobierno nacional, pidiéndole dialogo, consenso y un cambio de rumbo. Pero a solo 2 semanas de estos resultados las cosas no solo no parecen cambiar, sino que profundizan su autismo y su encierro. Hay un 70% de la sociedad que no los eligió, pero como son “enemigos de la causa popular” que ellos dicen encarnar, no se los escucha. Por ende el 30% que los apoyo viven en este país. El otro 70% de la población somos “exiliados en la Argentina”. Determinando de esta manera un enojo generalizado de gran parte de la población, debido a que parece ser que existe una conducción errada de este gobierno basado en el egocentrismo, creyendo que a partir de ellos nace el mundo. Esta modalidad hace que el matrimonio presidencial haga vista gorda de los mensajes que da la sociedad y de las cosas que reclama, pero no solo dejando pasar por alto algunas cosas sino haciendo todo lo contrario a lo que se le exige y pide.
Tomaron la política como un juego de amigos y enemigos, donde los enemigos se merecen lo peor y donde los amigos son premiados por lealtad y patriotismo. Tomaron las estadísticas como un arma, que creyeron que mintiéndole a la gente podrían manejar mejor las cosas, pero se les escapo de las manos. Tomaron a la honestidad por asalto y están vaciando las arcas del poder, pero solo entre amigos. Tomaron tanto que la realidad se les distorsionó y demasiado.
En definitiva Sra. Presidenta la vemos, como un ex presidente buscando la salida de un estudio de TV por un lado, pero la salida era para el otro. Equivoco el rumbo una vez más. Ojala por el bien de la republica, las instituciones, la democracia, los 14 millones de pobres que tiene hoy la Argentina y toda la ciudadanía no siga el mismo camino del ex presidente.




Jorge Raúl Kehiayan