jueves, 19 de noviembre de 2009

Ahora si! ¿Futbol para Todos?

Ante el lema usado por el gobierno nacional para sacarle los derechos de televisación a Torneos y Competencias, surge la pregunta sobre que tan en serio se lo ha tomado, ya que si el slogan al cual hacen referencia es: “Fútbol para Todos”, y solo hacían foco en la televisación, no entendemos como en los últimos días nos enteramos que salieron aviones exclusivos de aerolíneas argentinas con funcionarios del gobierno para el partido del seleccionado nacional frente a Uruguay, y como si fuera poco nos enteramos de la farsa de una ONG que prevé erradicar la violencia en el fútbol pero que sirve como telón para tapar la relación del gobierno con muchísimos barra bravas, a los cuales les pagara el viaje al mundial de Sudáfrica 2010.
Es claro que bajo la sombra de este gobierno se ve muy difícil un crecimiento común de la sociedad desde lo intelectual. Usan el clientelismo y la desesperación del ser humano para su beneficio, y no se atacan los problemas de fondo.
Se sigue apostando a la ignorancia, a la perpetuidad del hombre a encasillarse en una clase social, desocupado y dependiente de las dadivas del estado. Y encima ahora, los hombres que manchan el fútbol con sangre se ven premiados con la posibilidad de ir a la fiesta máxima del fútbol mundial, gracias a las acciones del estado argentino.
La movilidad social de nuestro país se ve amenazada ante el uso sistemático del estado de su poder de coerción sobre los sectores mas bajos de la sociedad, que ven de esta forma peligrar su posibilidad de pensar en un futuro mejor para las próximas generaciones.
Es importante recuperar en argentina una visibilidad de un futuro donde todos tengamos las mismas posibilidades, donde todos podamos acceder al trabajo, la educación, la salud y al bienestar general. Debemos repensar nuestra sociedad e intentar que ningún hombre pase hambre sobre esta tierra.
“la revolución, es que todos los que habitan este suelo coman al menos tres veces por día, todos los días del año.”




Jorge Kehiayan

viernes, 23 de octubre de 2009

El tiempo del desprecio- Santiago Kovadloff

Patética transparencia la que va ganando la Argentina: el delito es en ella cada vez más claro. La penosa realidad de lo que nos pasa refulge y enceguece. El nuestro es un país donde la Constitución se somete al poder y el poder a los intereses privados de quienes lo detentan. ¿El Estado? Un trampolín inmejorable para lanzarse hacia el enriquecimiento ilícito.

Por lo demás, un paisaje cívico invertebrado: hasta ayer se votaban partidos; hoy se votan individuos. Individuos cautivantes que vienen en reemplazo de individuos desangelados. Poco parecen importar las plataformas programáticas. No es el tiempo de las ideas, sino la hora de las consignas. Lo que cuenta son los gestos seductores, las voces bien impostadas, el incomparable hechizo de la imagen. Triunfo del Homo videns. Un electorado errático acusa sus vacilaciones mediante vaivenes que si no fueran dramáticos resultarían grotescos.

La ley se ha convertido, entre nosotros, en herramienta dilecta de la corrupción. El Poder Ejecutivo la ha puesto a su servicio. La manipula con maestría. Logra que no exprese su vigencia, sino su impotencia. La brutalidad verbal y la acción brutal se complementan. Una potencia a la otra. La inseguridad ya no es una amenaza: estamos en la selva. La degradación prospera. Se expande como un río desbordado. Quienes la auspician no enmascaran su desprecio por la miseria, por el dolor, por la vida humana. Todo lo contrario: se jactan de lo que hacen, ostentan su impunidad. Dicen que no sucede lo que pasa. Y al que pretenda lo contrario, se lo aprieta. Cunden los intentos de extorsión. Se extiende el espionaje. El control de los disidentes perfecciona sus recursos. Sus voceros enumeran las espaldas que partirán a palos, los ojos que harán saltar. La tropa fascistizada asalta las empresas.

¿Podrá el Parlamento venidero empezar a revertir todo esto? ¿Impedir que su propio ámbito siga convirtiéndose en terreno propicio para que abunden los mercenarios dispuestos a venderse al mejor postor? Este es nuestro tiempo. El tiempo en que las investiduras tienen precio. El de la mentira enmascarada. La atmósfera social no puede estar más enrarecida. Desfigurada por las violaciones incesantes que padece, la democracia argentina va perdiendo casi todo lo que ganó en este último cuarto de siglo. Incluso el pulso de la esperanza se ha debilitado. Hay más dolor en la Argentina. Con la pobreza, ha crecido la desesperación. Y los opositores siguen sin saber configurarse como oposición. Sin saber cómo asentar las bases de la gobernabilidad venidera sobre una interdependencia perdurable. Porque la cuestión de fondo que deben enfrentar las fuerzas opositoras no es la de alcanzar el poder, sino la de contar con los recursos que les permitirán sostenerse en él, para sanear todo lo que está contaminado y adolece de descreimiento público: desde la investidura presidencial hasta la Justicia. Resulta inverosímil, pero es así: la falta de visión impulsa a los empecinados a alzar sus voces para hacer oír un propósito que hoy suena totalmente inoportuno. "¡Yo quiero ser presidente!", gritan todas ellas, sin advertir que, al hacerlo, siembran más desunión, cuando lo que importaría sería afianzar el acuerdo. Ese coro de desafinados hace las delicias del oficialismo. A más fragmentación opositora, mejores réditos presentes y futuros para él. Al igual que los vampiros, sus devotos viven de la sangre ajena.

¿Programa legislativo convergente? ¿Proyecto consensuado de políticas de Estado para el mediano y largo plazo? ¿Límites al autoritarismo? ¿Restablecimiento del equilibrio entre los tres poderes? ¿Renovación sindical? ¿Reconquista del protagonismo perdido por los partidos políticos? ¡Sí, pero no! "¡Yo quiero ser presidente!" Y la gente anda de aquí para allá. Pasmada y temerosa ante esa hidra de cien cabezas cuyas bocas exclaman: "¡Yo quiero ser presidente!". Juego de niños. Peor aún: juego de hombres aniñados. Y tragedia de un país que pierde el tiempo y, con el tiempo, sustancia. Kirchner no está dispuesto a aprender de su derrota. Quienes lo derrotaron no se muestran dispuestos a aprender de su victoria. Triunfo unánime de la hipocresía y de la ineptitud.

Un cambio de costumbres. Un cambio de procedimientos. Un cambio de mentalidad. Un cambio, en suma, de cultura política. ¿Quiénes pondrán su firma conjunta al pie de un proyecto semejante? Siempre habrá ocasión de añadir nuevos fracasos a los fracasos ya producidos. Uno de los mayores logros de la corrupción reinante es estar minando la fe en los valores que deben dar vida moral a la función pública. La gente está cansada de que se la instruya una y otra vez en lo que ya sabe. Así lo demostró con su voto a principios del invierno que pasó. Lo que ahora quiere ver es la puesta en marcha de lo que respaldó mayoritariamente. Mientras esto se demora, los Kirchner van extendiendo su hegemonía sobre sectores decisivos de la economía, la comunicación y los recursos legislativos. Su meta es clara: retener el poder real cuando deban prescindir del poder constitucional. O quedarse con ambos si la astucia y la impunidad los ayudan.

La crisis argentina es el resultado de la pérdida de un norte modernizador en la concepción del Estado y la sociedad. La vigencia empedernida del populismo prueba la magnitud de esa pérdida. La hondura de nuestro apego a la estafa. No hay, sin embargo, fatalidad en el curso de la historia. La Argentina supo hacer de sí misma algo infinitamente mejor de lo que auguraba la primera mitad del siglo XIX. Y algo infinitamente peor de lo que mostró entre fines de ese siglo y el año 1930. ¿Ingresaremos en el Bicentenario sin haber terminado de asimilar las enseñanzas que nos deja el siglo XX? Desactualización y decadencia son sinónimos. No lo son, en cambio, durar y vivir.

¿Cómo trazar el camino que lleve de la mistificación en la que estamos inmersos al sinceramiento indispensable? ¿Cuál puede ser el rumbo que conduzca, ante todo, a una convalecencia auspiciosa? Los hombres y mujeres que desde la oposición aseguran estar discutiendo el porvenir del país tendrán que probar que privilegian ideas operativas. La primera de esas ideas indispensables es la de un proyecto de país, básico y consensuado. Sin él, la oposición seguirá sin representar nada que merezca ser asociado a una auténtica renovación. Lo que se le pide son medidas capaces de poner freno al aluvión transgresor de la ley en que el oficialismo encuentra su logro. La actual debilidad que acusan las agrupaciones partidarias para evidenciar que sabrán responder con eficacia a lo que se les pide contribuye a acentuar las expresiones de desorientación social. Ellas mismas son, tal como hoy se muestran, expresión de ese extravío colectivo. Las sociedades sin capacidad de reconocer sus valores indispensables terminan incautadas por cualquier ilusión. Acaso sea por eso que tanto cuesta salir de la ciénaga. Nada puede resultar más riesgoso. La mayoría de los partidos sin doctrina superadora del pasado terminaron de hacerse pedazos apenas se inició el nuevo siglo. Obra maestra de la ineptitud y de la irresponsabilidad. Ese derrumbe incluye al peronismo. ¿A qué se redujo, en manos de quienes dicen representarla, la doctrina justicialista? Es cierto que el ideal del golpismo militar se extinguió. Pero no desapareció el golpismo civil. Hoy se lo practica desde el poder. La política sin sustancia cívica maniató las instituciones. Y avanza a medida que destroza los restos del tejido republicano. Es el mundo de los negocios personales instalado en el Estado. Es el Estado concebido como mundo de los negocios personales.

Recuperar el Congreso para devolverle valor social al poder político es una labor indispensable. Nada asegura que se la sepa llevar a cabo.

No bastará con volver a derrotar en las elecciones a los voceros de la corrupción. Habrá que probar lo que aún no fue demostrado: que se tiene claro qué hay que hacer con la victoria. Para terminar con el atraso, la ignorancia, la miseria. Con la propia incompetencia.

viernes, 21 de agosto de 2009

¿Pan y Circo?

En estos días la famosa frase que dice:“Pan y Circo” ha perdido validez. Cuando se anuncio el acuerdo entre la A.F.A. y el Gobierno Nacional, fue inevitable traer a mi mente aquella oración, pero luego de pensar durante varios minutos, llegue a la conclusión de que esta vez la frase no es así y que solo una palabra de esa ella representaba lo que yo estaba viendo por Cadena Nacional.
Si uno se pone a ver los números actuales de la sociedad, en donde todos los días nacen 600 chicos bajo la línea de pobreza, en donde en muchas provincias mueren miles y miles de chicos por desnutrición. En donde la pobreza estimada ronda el 30% de la población.
Los números de la desocupación rondan el 15% y en constante crecimiento. Donde uno camina por la calle y cada vez mas locales cierran, o empresas despiden gente para achicar gastos.
En el anuncio, en el predio de la A.F.A. en Ezeiza, la presidenta se dio el gusto de comparar “el secuestro de goles” con el secuestro de personas durante la dictadura. Ella podrá querer una sociedad libre como lo dijo ayer, pero si faltan millones de platos de comida en millones de mesas de millones de argentinos, esos millones no son libres, sino que son secuestrados. Son secuestrados por sus estómagos, por sus cuerpos. Que libertad puede tener uno si no le puede dar de comer a sus hijos. Que libertad puede tener la presidenta de hablar de los pobres y la justicia social cuando se han enriquecido tanto en estos últimos años, a costas del estado, a costa de todos. Por eso, hoy toma mucha mas relevancia esa frase que dice: “La política sin moral es basura”.
Teniendo en cuenta lo acontecido durante estos días, incluido lo de ayer en Ezeiza, haciendo un anuncio de este tipo por Cadena Nacional y teniendo en cuenta la situación actual de la sociedad argentina, aquella que quizás el gobierno se niegue a ver.
Evidentemente lo que abunda por estos días es CIRCO, y el pan se lo olvidaron en otro lado...


Jorge Raúl Kehiayan

viernes, 24 de julio de 2009

¿Y los pobres?

En la Argentina, las estadísticas privadas han cambiado rotundamente desde hace algunos meses. De mostrar un país en crecimiento y desarrollo, pasaron nuevamente a mostrar las peores cifras, las que hemos visto durante años. Las cifras de producción y trabajo han caído notablemente y las que refieren a perdida de empleo, pobreza e indigencia han vuelto a crecer.
Lamentablemente el gobierno nacional aun no ha tomado cuenta de esto, ya que su organismo de estadísticas se ha encargado de emitir números no creíbles y por momentos muy alejados de la realidad, Haciéndole ver a la presidente un país que no es.
De esta manera, lo único que se le logra es que a los mas de medio millón de argentinos que por día caen en la indigencia, nadie los tenga en cuenta, ni nadie tome nota de su situación desesperante. En las provincias del norte argentino, los chicos se siguen muriendo de desnutrición. La gente se sigue contagiando chagas, por no tener su vivienda digna. La escuela es un comedor y no un lugar para aprender. El sistema de salud no cura, sino que contagia. Y a los aborígenes se les pide los documentos para realizar fraude y ganar elecciones que les permitan seguir manejando las cosas a gusto y piachere.
En la ciudad las cifras son menores, pero 13 personas mueren al día por estar en situación de calle. El Gobierno de la Ciudad tampoco se ocupa de los pobres, los que menos tienen, de los desposeídos.
Si estas elecciones sirven, como tendrían que servir, que no sea para iniciar una reforma política. Sino para que nuestro país llegue al bicentenario sin pobres, sin gente que se sienta en una mesa, si la tiene, sin pan. Padres que no pueden mirar a los ojos a sus hijos porque no tienen que darle de comer.
Quizás en estos 2 años que quedan de gobierno, este debería apuntar a mantener y tratar de las fuentes de trabajo, a aumentar presupuestos en educación y salud. Y hacer que su tropa de gobernadores leales, realmente ayude a la gente. La realidad nos marca que no debemos permitir que una persona mas caiga en la línea de indigencia. A todos debemos asegurarles sus platos de comida.
Las rondas de dialogo convocadas por el gobierno en las ultimas semanas han cambiado el clima político de argentina, parece haber un gobierno abierto y dispuesto a escuchar los reclamos de la oposición, basados en seguridad, pobreza y políticas agrarias. Pero ahora se abre un interrogante, ¿podrá este gobierno revertir la imagen de división, intolerancia y rispidez mostrada durante el conflicto con el campo? ¿podremos creerles, que esta vez el dialogo es sincero?.
Lo cierto es que debemos ayudar a este gobierno a terminar su mandato y que sea de la mejor forma posible, sin que el pueblo, el simple trabajador y los mas desprotegidos tengan que pagar las consecuencias.
Por una vez, PENSEMOS EN ELLOS.




Jorge Raúl Kehiayan

miércoles, 8 de julio de 2009

Ensayo general para la farsa actual

La situación es desconcertante y hasta genera impotencia. La sociedad el día 28 de junio de 2009 a través de la mas magnifica forma de expresión que tiene la democracia, que son las elecciones, le dio un duro llamado de advertencia al gobierno nacional, pidiéndole dialogo, consenso y un cambio de rumbo. Pero a solo 2 semanas de estos resultados las cosas no solo no parecen cambiar, sino que profundizan su autismo y su encierro. Hay un 70% de la sociedad que no los eligió, pero como son “enemigos de la causa popular” que ellos dicen encarnar, no se los escucha. Por ende el 30% que los apoyo viven en este país. El otro 70% de la población somos “exiliados en la Argentina”. Determinando de esta manera un enojo generalizado de gran parte de la población, debido a que parece ser que existe una conducción errada de este gobierno basado en el egocentrismo, creyendo que a partir de ellos nace el mundo. Esta modalidad hace que el matrimonio presidencial haga vista gorda de los mensajes que da la sociedad y de las cosas que reclama, pero no solo dejando pasar por alto algunas cosas sino haciendo todo lo contrario a lo que se le exige y pide.
Tomaron la política como un juego de amigos y enemigos, donde los enemigos se merecen lo peor y donde los amigos son premiados por lealtad y patriotismo. Tomaron las estadísticas como un arma, que creyeron que mintiéndole a la gente podrían manejar mejor las cosas, pero se les escapo de las manos. Tomaron a la honestidad por asalto y están vaciando las arcas del poder, pero solo entre amigos. Tomaron tanto que la realidad se les distorsionó y demasiado.
En definitiva Sra. Presidenta la vemos, como un ex presidente buscando la salida de un estudio de TV por un lado, pero la salida era para el otro. Equivoco el rumbo una vez más. Ojala por el bien de la republica, las instituciones, la democracia, los 14 millones de pobres que tiene hoy la Argentina y toda la ciudadanía no siga el mismo camino del ex presidente.




Jorge Raúl Kehiayan

viernes, 3 de julio de 2009

la anti democracia que nos toca a todos...

Cuando creímos que ciertas decisiones políticas no eran posibles, nos encontramos con el golpe cívico militar en Honduras, esto nos lleva a hacer diferentes análisis que tienen como respuesta diferentes variantes.
No solo era impensado, sino que hubiera sonado a locura creer que las elites centroamericanas, sudamericanas o norteamericanas pensarían en tomar el poder de un país a la fuerza a través de las armas como lo hicieron en los años 70, ahora bien, quienes son estas elites que toman este tipo de determinaciones, aquellas minorías que tienen la mayor concentración económica y sienten que con algunas decisiones políticas tomadas por mandatarios votados por el PUEBLO absolutamente necesarias para que la sociedad y sus mas necesitados puedan simplemente SOBREVIVIR, COMER TODOS LOS DIAS, estos sectores ven que ciertas decisiones (la mejora del salario mínimo vital y móvil, el derecho a comer todos los días, el derecho a tener una justicia independiente, y la posibilidad de votar a quienes ellos creen que son los que los representan) van en contra de sus intereses y manejos autoritarios de la política, es por ello que en convivencia con los militares y empresarios usureros planearon este golpe de estado, la falta de libertad, la desigualdad, la poca oportunidad para el hijo pobre y la sobra de oportunidades para el hijo adinerado, es el sistema perverso que están tratando de instalar en nuestro hermano país de Centroamérica, ahora bien, nos preguntaremos dentro de la miseria humana que existe y es inevitable ¿en que nos perjudica a nosotros?, es ahí donde ciertas cosas debes entender para después poder opinar y dar una opción a un fundamento distinto:
Dejar pasar este crimen cometido por la derecha de ese país en convivencia con los militares, no solo marcan un precedente de aceptar un gobierno de facto, sino que se esta mostrando que aquel político que no comparte ciertas cosas con los sectores mas poderosos puede ser DERROCADO, que si golpeas a la clase trabajadora esta bien, pero si golpeas a la clase empresarial, no gobiernas, y esto nos pasa en todo America no podemos aceptar las desigualdades y tampoco callar cuando alguien las lucha y es derrocado, porque aceptarlo o callarlo es perder la batalla.
Un presidente votado por la mayoría que es a la madrugada secuestrado de su propia casa, llevado en ropa de cama hasta el aeropuerto y dejado en un país vecino como paso en este país no solo es un crimen es también un mensaje, un mensaje al mundo, que se lee como “el que no hace o dice lo que decimos o hacemos nosotros es echado del país como el peor de los traidores”, la falta de respeto a la institucionalidad cometida es una falta de respeto al pueblo que los vota, y como militante político no puedo permitir, callar ni dejar pasar, porque si lo hago en cierta manera soy cómplice de ese pensamiento.
Debemos denunciar, gritar, marchar y darle la importancia que se merece este maléfico acto para que retrocedan en esta decisión, no importa tu color político o el del presidente destituido lo que importa es la libertad, que no solo no pase en Honduras, sino tampoco en Perú, ni Chile, ni Uruguay ni Paraguay ni Colombia ni Argentina ni Bolivia ni Venezuela ni Brasil, que en ningún lugar del mundo gobierne gente que no fue votada por su pueblo le guste o no a quien sea.
Es por eso que no solo repudio este acto sino que marchare lo que sea necesario exigiendo la libertad de Honduras, porque este, somos todos hoy este país puede ser el tuyo, el mío, el de el, el de aquel y el de todos los habitantes que habitan este planeta.


Javier Gauna

martes, 23 de junio de 2009

Feliz Domingo PARA TODOS!

Las elecciones del próximo 28 seguramente cambien el mapa político de la Argentina, a partir del 29 de junio ya se podrá vislumbrar entre ganadores y perdedores a los futuros políticos con aspiraciones a ser presidentes en el 2011. Evidentemente si el Kirchnerismo solo gana en la provincia de Buenos aires y pierde mayoría en ambas cámaras estaremos frente a los últimos 2 años de modelo kirchnerista. Un modelo que ya dio muestras de agotamiento y que definitivamente dejara saldo negativo para nuestro país.
Un modelo basado en la soberbia, el autoritarismo, el avasallamiento de las instituciones, de la constitución y de la oposición. Un modelo basado en la administración de recursos nacionales, a gusto y piacere del matrimonio presidencial, beneficiando a amigos personales, gobernadores aliados y perjudicando a gobernadores no alineados.
La sociedad el domingo elegirá a los integrantes de un parlamento que tendrá como objetivos eliminar los superpoderes, obligar a reformar el consejo de la magistratura, elaborar una ley de radiodifusión seria y llevar al congreso a cada uno de los ministros del actual gobierno a que den explicaciones y presenten sus balances anuales de gestión y se sometan a las preguntas de los legisladores.
También elegiremos el próximo país que queremos, dejando las cosas que se hicieron bien y no se pueden negar, pero también cambiando y enderezando el rumbo de las cosas que se hicieron mal. Un país con inclusión social, un país donde la ley y la constituciones se respeten, un país donde los recursos sean distribuidos a todos por igual, sin amiguismos.
La sociedad reclama un cambio, que evidentemente el gobierno nacional no esta dispuesto a llevar a cabo, por ende el cambio será obligado por la nueva estructura política que tendría la Argentina.
Será hora de encontrar los consensos necesarios, los denominadores comunes que nos lleven a construir un congreso para todos, una justicia para todos, una ley de radiodifusión para todos, un campo para todos, una ciudad para todos, sindicatos para todos, en definitiva llego el momento de construir una Argentina para todos, pero para todos en serio.



Jorge Raúl Kehiayan

lunes, 1 de junio de 2009

Cualquier parecido con la realidad...

En las ultimas semanas la vida política Argentina se ha visto convulsionada por la aparición de un sketch televisivo en donde se parodia a los supuestamente personajes mas importantes de la política nacional. Viendo el desarrollo del programa uno puede ver claramente los favoritismos y no favoritismos de la producción televisiva.
Este sketch no hace mas que clarificar el alejamiento que la política sufre de parte de la sociedad, ya que burlarse de nuestros políticos puede ser permitido nomás por una sociedad que no se ve identificada en el actual panorama político de nuestro país. La población siente al ver esta parodia una especie de regocijo, al poder reírse de los personajes que día tras día arruinan la política, la sociedad y el país. Pero este programa lamentablemente tiene intencionalidad y mucha.
No es casualidad que los candidatos que son parodiados de manera simpática sean los candidatos que representan al neoliberalismo en su máxima expresión, y que los candidatos que mas lo sufren sea el actual oficialismo. Pero hay algo que los une. Todos formaron parte del mismo proyecto neoliberal de los años 90. Entre todos crearon este monstruo que hoy favorece a unos y parece devorarse a otros. Entre todos ellos ayudaron a que hoy tengamos una sociedad sin educación cívica que, a la hora de votar, sea fácilmente influenciable por este tipo de programas. Y todos ellos colaboraron para que hoy la política este tan alejada de la sociedad.
Los políticos, los partidos, o la política en general parece no escuchar o no entender los reclamos de la sociedad. Una sociedad que necesita verse representada en su clase política.
Es cuestión de empezar a trabajar en las cuestiones de fondo, de verdadera relevancia. Es cuestión de empezar a honestizar nuevamente la política. Y entenderla como lo que es, una herramienta de cambio.
Si esto no sucede no quedara otra que seguir viviendo dentro de un mediocre y gran sketch.

miércoles, 27 de mayo de 2009

La ciudad, ausente de la agenda de los candidatos

DEBATE
Los problemas urbanos no son parte del debate electoral, como si transporte, basura o distribución de la inversión fueran temas menores.
Por: Fabio Quetglas
Fuente: Especialista en Desarrollo Local, Centro "Los Reyunos" (UTN/
San Rafael, Mendoza)


Las elecciones tienden a exhibir tanto las preferencias sociales en materia de agenda pública (demanda), como las propuestas de la organizaciones políticas en materia de ideas y programas orientados a la resolución de aquella agenda (oferta). Y si la simplificada reducción a un mercado fuese válida, advertimos que la góndola de las políticas urbanas está desabastecida. El transporte, la basura, la distribución de la inversión pública, el equilibrio territorial o bien no son parte del debate político o lo son de una manera tangencial.

Atenazados por prejuicios que asocian las políticas urbanas a cuestiones menores, o a raíz de la incapacidad de dotar de un reflejo "concreto" y territorial a las propuestas ideológicas, lo cierto es que los candidatos al no ocuparse del espacio vital que es la ciudad, agigantan la sensación de vacuidad de sus discursos. Y paradojicamente la ciudad (en sus diferentes escalas) es una oportunidad de discutir el desarrollo; de preguntarnos por las cuestiones centrales del modelo de intervención social que deseamos e impulsamos.

Como ejemplo tres botones:

1) ¿Acaso el país no necesita un programa para sus áreas metropolitanas? ¿Es razonable seguir duplicando infraestructuras caras en núcleos urbanos que pueden tener respuestas coordinadas (Ej: Santa Fe - Paraná).

2) ¿Puede seguir construyéndose vivienda pública, sin atención a la resultante energética de la expansión urbana?

3) ¿Podemos pensar en ciudades de ciudadanos, si la suma de todos los gobiernos locales del país ejecutan menos del 8 % del gasto total del Estado?

Detrás de cada definición de las "cuestiones urbanas" hay una visión de la vida convivencial; y en cada respuesta, una concepción del Estado.

Sin embargo, a pesar de la tentación que implica buscar un chivo expiatorio; no creo que la sociedad sea ajena al problema: el abandono del espacio político de proximidad es reflejo de las peores tendencias de desprecio de lo público y ruptura de relaciones de pertenencia, que tanto ha crecido en nuestro país.

Como si fuera poco, en cada elección en la que se combinan varios niveles de gobierno, los referentes locales sufren el "estrés" de verse arrastrados por tendencias que soslayan la valoración específica (buena o mala) de su propia tarea, en una forma adicional de descalificación de la gestión pública local. Con todo, recuperar la agenda urbana es indispensable, para encontrarle un lugar a las utopías.

martes, 12 de mayo de 2009

Junio: cuestión de retenciones... de poder

En los últimos años las campañas políticas no dejan de ser sucias, poco representativas y muy vacías de contenido. Son campañas basadas en el criticar a los candidatos rivales de uno, llegar a la chicana fácil y traspasar algunos limites.
¿Alguien tiene en claro para que Kirchner quiere ser candidato? ¿con que propuestas va al congreso? ¿proyectos de ley? Ninguna de estas preguntas tiene respuesta salvo la primera. Kirchner quiere ser candidato por el solo hecho de retener algo de poder, que como si fuera agua se le esta escurriendo por las manos.
¿Alguien tiene en claro por que Michetti quiere ir al congreso? ¿con que propuestas? ¿qué modelo de ciudad quiere? Si el modelo, es el modelo que viene teniendo la ciudad en la gestión macrista decididamente tomara el rumbo equivocado.
Por el lado de Gabriela Michetti también podemos ver que hay una cuestión de retención de poder. Si ella no era candidata, el PRO no tenia ningún candidato fuerte en la ciudad capaz de asegurarle a Macri la mayoría en la legislatura porteña.
Por su parte el Acuerdo Cívico y Social tampoco rebalsa de propuestas, pero este sector opositor esta frente a su primer test electoral, lo que le demostrara a lo largo de todo el pais, a que puede aspirar en el 2011.
Mientras tanto la gente sigue en la calle viendo como se gasta plata en campaña sin contenido, solo afiches con fotos, pintadas con nombres y spots publicitarios con frases pegadizas. Mientras tanto la gente sigue esperando que le digan que ideas tienen los partidos para solucionar sus problemas cotidianos.
Seguramente que con esta manera de hacer campaña y política las cosas no cambien, tendremos políticos mas preocupados en retener poder que en intentar cambiar las realidades. Seguramente no piensan que haciendo cosas se logra mas apoyo que intentando comprar voluntades.



Jorge Raúl Kehiayan

jueves, 23 de abril de 2009

¿Porque mirar solo una parte?

¿Cómo comprender que hoy hablamos de bajar la edad de imputabilidad y no hablamos de facilitarle a los chicos un futuro promisorio, devolución del trabajo a sus padres y darles la oportunidad de tener un proyecto de vida? ¿alguien se pregunto si ese chico come a las 9 de la noche sentado en la mesa con su familia? ¿si sale del colegio a las 12 y la madre lo espera con la comida en la mesa del comedor de su casa? Si damos por negativas las respuestas a estos interrogantes, nadie se pregunto ¿por qué esto no es así?.
Seguramente los problemas vengan de mucho antes pero es imposible entender esta realidad si no comprendemos la destrucción social que ha causado la década del 90. Durante esa década ,con el sistema de convertibilidad, se importaba mucho mas de lo que se producía. Por ende era mucho mas fácil comprar un producto hecho en China, que uno made in Argentina. Esto llevo a que las ventas de muchas fabricas se vieran perjudicadas y con el tiempo los lleve al cierre y corte definitivo de sus actividades, dejando sin trabajo a todos los empleados de la empresa.
Esas familias que quedaron en la calle, lamentablemente no pudieron volver a insertarse en el mercado laboral y no pudieron mantener los niveles educativos de sus hijos. Aquí quizás demos con la raíz de toda esta cuestión. Este cuadro se suma a un estado que en los años posteriores no ha sabido resolver, por conveniencia propia o inoperancia, los problemas laborales de miles de familias.
Ni hablar de acción estatal cuando decimos que en los últimos años se ha cuadruplicado el consumo de todo tipo de drogas en los sectores bajos de la sociedad. Evidentemente en este punto la acción quedo en las películas.
No creo que esta batalla este perdida, con trabajo, educación, salud y esas cosas que “el estado chico” propuesto en los 90 dejo afuera, se puede volver a pensar en un país donde todos podamos vivir tranquilos, en paz y sin desconfiar del que viaja al lado nuestro en el colectivo, el subte, etc... o sin desconfiar del que viene caminando atrás nuestro.
Si logramos crear la conciencia social de que la recuperación de la sociedad Argentina puede solo darse con dialogo, consenso, trabajo y educación. Si logramos dejar de lado la violencia y el individualismo, seguramente la batalla este ganada y podamos aspirar al país que tanto soñamos.


Jorge Raúl Kehiayan

jueves, 16 de abril de 2009

Se nos va la vida en un domingo de junio... (asi parece)

Hace unas semanas, la sociedad Argentina vivió la despedida del ultimo gran líder político del Siglo XX.
La casualidad hizo que, justo en esa época, gobernara su país, ese por el que tanto lucho, un grupo de personajes alejados de los ideales democráticos e carentes de respeto de las instituciones. Eran todo lo contrario a lo que representaba Raúl Ricardo Alfonsin.
El desprecio a las instituciones de ese grupo se ve reflejado en la idea del ex Presidente en funciones, Néstor Kirchner, de plebiscitar todos los mandatos, ordenando a gobernadores e intendentes a ser candidatos –ya sea como diputados o concejales- por sus distritos, confirmando su carente espíritu democrático y respeto por las autoridades.
Algunos intendentes y gobernadores, como la mismísima Presidenta, han sido elegidos hace 2 años y no debemos tomar esta elección como un plebiscito que defina su continuidad o no en el cargo. La presidenta debe terminar su mandato, pero también es cierto que debe modificar actitudes y cambiar el rumbo.
Luego de un análisis profundo de la situación, quedan planteadas algunas dudas: Si el gobierno pierde las elecciones y, por ende la mayoría en el congreso, ¿tendremos 6 meses de leyes aprobadas a gusto y placer del matrimonio K? Elegidos 6 meses antes de su asunción ¿tendremos un Congreso paralelo funcionando? Ante una eventual derrota ¿cómo actuará el gobierno, con más autoritarismo o entendiendo el mensaje de las urnas y cambiando actitudes?.
La única certeza es la realidad y esta nos indica que estamos frente a un escenario electoral que, aún llamando al Chavo del 8 para encabezar la lista en la provincia, marcara una derrota del kirchnerismo en el interior del país.
El gobierno, una vez mas, se olvida del federalismo y apunta los cañones al conurbano bonaerense como si fuera el centro del Universo. Nuevamente se olvidan de que el interior también existe y, quizás de nuevo, les termine costando una derrota.
Mientras tanto, no debemos perder de vista la creación de un proyecto de país, el cuidado de la salud, la educación, el fomento de la democracia, el respeto por las instituciones y la protección a los desposeídos.

AHORA MAS QUE NUNCA, LA UNION NACIONAL.

jueves, 26 de marzo de 2009

Hacia el Proyecto Nacional

Nuestra nación cumplió el año pasado 25 años de democracia ininterrumpida, por cierto el periodo más largo de su historia desde la vigencia de la Ley Sáenz Peña.
Estos 25 años muestran una maduración social en lo referido a la desaparición del Partido Militar como elemento al que se recurría cuando las cosas no andan bien.
Quizás todavía no hemos tomado conciencia de la importancia del voto universal, secreto y obligatorio. No sabemos que con el podemos aprobar o desaprobar gestiones y pedir cambios de modelo y de rumbos de un gobierno. VOTAR NO ES CUMPLIR.
La política y los políticos argentinos aun no han logrado una maduración definitiva que nos permita salir de tanta mediocridad reinante.
Los constantes avasallamientos a las instituciones y las jugadas políticas en busca de beneficios personales, sin importar pautas, leyes o artículos constitucionales, han terminado alejando a la sociedad de la política y a la política de la sociedad.
Este cuadro se ve profundizado cuando, a través del gobierno, se plantean antinomias y divisiones que son propias de otras épocas que la sociedad argentina vivió y no quiere volver a repetir.
El deterioro se profundiza cuando desde el gobierno, por beneficios personales mezquinos, se adelantan elecciones, no se escuchan las voces del pueblo, se toman decisiones autoritarias y los funcionarios se transforman en autistas.
La política y la sociedad argentina necesitan lograr juntos la madurez democrática definitiva que nos lleve a la realización de un gran proyecto nacional de largo plazo del que todos podamos ser participes.
Debemos tener en claro que hay épocas negras de nuestra historia a las que ya les dijimos NUNCA MAS.
Llego el momento de dejar de lado las diferencias y trabajar por la justicia, la libertad y la igualdad social que tanto reclamamos.


Jorge Kehiayan

viernes, 13 de marzo de 2009

el peronismo no pasa la prueba de la memoria.

Por Alvaro Abos

Ireneo Funes era un muchacho de Fray Bentos, dotado de una memoria prodigiosa. Si para la mayoría de las personas la amnesia es un grave peligro, pues prenuncia la decadencia vital, para Funes la amnesia hubiera sido una bendición. La memoria, Funes la padecía "como un vaciadero de basura". Recordaba sin cesar cada dolor, cada decepción . "Discernía continuamente los tranquilos avances de la corrupción; de las caries, de la fatiga. Notaba los progresos de la muerte, de la humedad." No tenía el consuelo del olvido, el pobre Funes, ni siquiera durante ese benévolo paréntesis que es el sueño.

Traigo a colación el personaje inventado hace sesenta y cinco años por Jorge Luis Borges en el cuento Funes el memorioso ante la ronda de candidaturas y posibles alianzas para las elecciones de octubre. Ese desfile puede convertirse en una pesadilla para quienes, sin llegar, ni mucho menos, a la memoria inclemente de Funes, tampoco hemos caído en la amnesia.

¿Cómo olvidar qué han hecho en los últimos años la mayoría de los hombres sobre cuyas reuniones y proyectos la prensa nos ilustra en detalle? Eduardo Duhalde, Carlos Reutemann, Daniel Scioli, Luis Barrionuevo, Felipe Solá, Néstor Kirchner. Protagonistas de los hechos que en los últimos 25 años han conducido a este presente poco auspicioso de la Argentina.

Son el peronismo realmente existente. Una sombra de lo que alguna vez fue un poderoso movimiento social, que expresó fuerzas nuevas y encarnó cambios históricos. Hoy, es el Gran Partido Oficial, una Nomenklatura, una liga de barones con canonjías inmutables, que repiten eternas rencillas y distanciamientos a los que siguen eternas reconciliaciones. Se me dirá: es injusto medir a tantos nombres con la misma vara. ¿Acaso no hay diferencias entre ellos?

Sin duda que las hay, pero, si se mira la política argentina con un mínimo de perspectiva, no puede negarse que todos esos nombres provienen de un tronco común. Es el peronismo posterior a la dictadura militar, adaptado a las normas democráticas que, desde comienzos de la década de los ochenta del siglo XX, imperan en el mundo y en América latina. Ese tronco tiene una genealogía: todos los reyes, reinas y alféreces peronistas que juegan hoy en el tablero fueron peones de Carlos Menem, el político que instaló al partido peronista en el poder, un lugar que desde 1989 ocupa con muy fugaces intermitencias.

No es necesario ser un Funes para recordarlos. Eduardo Duhalde fue, durante muchos de los diez años en los que Menem ejerció el poder, el delfín del riojano. Que luego Duhalde haya incurrido en el juego de la traición (ese que el peronismo practica de manera casi genética) a Menem (o viceversa) no atenúa dicha verdad. Eduardo Duhalde es hijo político de Carlos Menem. Felipe Solá fue ministro de Menem; Kirchner fue gobernador de Menem; Reutemann fue llevado a la política por Menem y llegó a la casa de gobierno de Santa Fe de la Veracruz de la mano de Carlos Menem. ¿Acaso puede decirse otra cosa de Carlos Ruckauf, de cada uno de los Rodríguez Saá y de José Manuel de la Sota, para citar a los barones en activo, o de otros caciques hoy en retiro, como José Luis Manzano y Carlos Grosso? Y los supuestos portadores de sangre nueva, como el gobernador Scioli, ¿acaso no fueron aportes a la política que también debemos a Menem, especialista en atraer hacia el poder a figuras de la farándula y el deporte?

A nadie puede negársele el derecho de renovarse, de cambiar, de evolucionar. En una historia tan agitada como la argentina contemporánea, no hay inocentes, salvo que se haya nacido en probeta. Por otra parte, hay ya varias generaciones de argentinos que no han conocido más horizonte que las internas peronistas. Quien tiene menos de 40 años -y hasta podría decir menos de 45- no ha visto otra cosa que ese predominio y los esfuerzos titánicos y frustrados del no peronismo para reemplazarlo.

Pero, en tal caso, una mirada crítica ha de interrogar a esas "nuevas" figuras sobre su relación con los patrones genéticos menemistas, toda vez que ello tiene que ver con los problemas que hoy mismo afligen al país.

Lo que recalco es la hipocresía de quienes, inevitablemente, provienen de ese tronco, a cuyos valores, por fuerza, adhirieron, pero que se travisten con identidades diversas para favorecerse con la amnesia contemporánea.

El travestismo es fácilmente detectable. La marca de fábrica del peronismo realmente existente es el predominio de la reproducción infinita del poder. La confrontación entre los barones peronistas contiene siempre, como el fruto a su carozo, la fidelidad a ese mandamiento que reza: "Lo importante es el poder, a cualquier costo".

La alharaca de los conflictos intraperonistas a veces parece ocultar ese núcleo vital. La descendencia que el peronismo genera sin cesar viene, con frecuencia, disfrazada de antagonismo. Lo que acabo de escribir le viene como anillo al dedo a Néstor Kirchner, pero es aplicable a sus antiguos acólitos, esos que hoy se están convirtiendo en sus nuevos cuestionadores.

En un espacio que parecía distinto, parece reproducirse ese rasgo con el que el peronismo infinito contamina incluso a aquellos que por cronología o ideología se dicen lejanos a él. Gabriela Michetti fue elegida para ejercer un cargo de la Ciudad de Buenos Aires. Si renuncia a dicha función para postularse como legisladora, opta por el internismo. Se alega que el Pro la necesita otra vez como candidata, y ella "se sacrifica" porque "el partido no tiene otra personalidad conocida". Pero si los ciudadanos la han votado, debe trabajar en el gobierno del que forma parte y desplegar allí la energía civil que la sociedad creyó ver en la candidata. Si su partido tiene o no personalidades electoralmente idóneas, es un problema de su partido, no de la sociedad a la que hoy Gabriela Michetti representa. En este caso, la impaciencia es la contracara de la amnesia. Aún más inexplicable es lo de Felipe Solá, de quien se dice que renunciaría a la banca de diputado, que ya ocupa, para postularse como candidato... ¡a diputado!

¡Qué difícil es concebir la función pública como sencillo servicio a la comunidad! Un cargo representativo es un "encargo" concreto y específico. Sólo en segundo lugar debería ser peldaño o eslabón para una carrera política personal.

¡Ya no hay Funes! El vertiginoso presente, con su salvaje catarata de sobreinformación, abrumaría hasta el privilegiado cerebro inventado por Borges. Pero los políticos tampoco deben menospreciar la memoria de sus representados. Algo recordamos, todavía.

martes, 3 de marzo de 2009

el trampolin esta mojado (te podes resbalar)

Como lo hago habitualmente, me dispuse a viajar en la línea 118 desde san Cristóbal hasta recoleta. Era la primera vez que iba a viajar con la doble mano de Pueyrredon. Antes el viaje duraba entre 30 y 35 minutos. Ahora con el congestionamiento que se produce en las adyacencias de la avenida tardo 1 hora ( y ni hablar si alguna vez se siguen las obras de la línea H de subte).
Esto me hizo pensar en la “gestión” del Ing. Macri, que con su proyección cortoplacista no parece darse cuenta que está al frente de la ciudad de Buenos Aires.
Luego de escuchar su discurso en la legislatura, en donde el Ing. no hizo mención ni a seguridad, ni educación, ni salud, pero sí hizo mención a la poda de árboles, restauración de veredas, asfaltado de calles, etc. me termino de redondear la idea de que al jefe de gobierno le falta visión estratégica y no utiliza el poder del estado para amalgamar a la sociedad que le toca gobernar.
ESTARIA BUENO que los habitantes de la ciudad además de caminar por calles limpias y arregladas, que los autos anden por calles asfaltadas, como debería ser la preocupación de cualquier delegado de cgp, los porteños NO tengamos que ir a las 4 de la mañana a un hospital público a buscar un turno y que nuestros chicos tengan los 180 días de clase, que no sufran frio en sus escuelas, y que no se desordene mas el transito.
También sería interesante tener un jefe de gobierno que tenga una visión mas amplia que su periodo gubernamental, sin sospechas de demagogia. Las obras son muy lindas, pero no solucionan los problemas de fondo, que son mas graves y con lamentables consecuencias en el futuro post Macri.
Pero esto es demasiado pedir para un candidato que solo quiere de nuestra ciudad un trampolín para llegar a la presidencia, por ende no interesan los proyectos de ciudad a largo plazo, ni interesan los problemas de años que arrastramos los porteños.

Jorge Kehiayan

martes, 24 de febrero de 2009

Naufragando... cada vez mas cerca de la orilla

Definitivamente el gobierno nacional no aprendió de los golpes que se dio en este año y monedas del mandato cristinista, sigue dando claras muestras de autismo, arrogancia y soberbia (característica principal del matrimonio presidencial).
El dilatado conflicto entre el agro y nuestros gobernantes no hace mas que demostrar que no hay intención de dialogo, no hay intención de subsanar errores; Pero lo que si demuestra, es la incapacidad de reflexión y autocrítica que tiene el matrimonio.
El ninguneo a la figura del Vice-presidente con la reciente retirada de granaderos de yapeyú (lugar que Cobos visitara) y el envió al mejor estilo “paquete” del vice a Europa justo en época de apertura de sesiones legislativas, terminan por agrandar una figura que no merece mas espacio que el que tiene.
Seguramente el mes de octubre marque un punto de inflexión en la vida gubernamental, cambios legislativos y cambios sociales esperan poder empezar a abrir un gobierno, haciéndole ver que llego el momento de gobernar con todos y consensuar políticas para que el país salga nuevamente adelante. Solo estos cambios pueden hacerlo, pero si el gobierno no toma nota de todos los traspiés y no comprende la situación, difícilmente se pueda llegar a esos puntos de acuerdo a donde la Argentina debe llegar para su bicentenario.
En las próximas elecciones quizás se le diga basta a una manera de hacer política, a una manera de manejar los destinos del país, que vemos no lleva a ningún lugar mas que el aislamiento, la soledad y el encierro de sus protagonistas.
Las elecciones del mes de octubre tienen que determinar el próximo proyecto de país que queremos los argentinos. Después de todo de eso se trata, de PENSAR UN PAIS.

Jorge kehiayan

martes, 17 de febrero de 2009

Una constelación se esconde, otras se asoman...

Está siendo larga la noche kirchnerista.

Aunque más corta que "los 90", quienes sufrimos en aquel momento lo que nos parecía un retroceso institucional mayor y un retorno a las deformaciones populistas de la democracia no imaginamos que todavía faltaban estos años en que el populismo se enseñorease tanto en los hábitos políticos al punto de pasar por encima de los principios fundamentales de la propia democracia.

En aquellos años de fuertes debates y grandes transformaciones, muchas cosas se hicieron –buenas y malas- que sacudieron la siesta provinciana de un país sometido a las corporaciones.

Dos, sin embargo, dejarían un signo amargo: la desprotección de los ciudadanos frente al poder económico –en el corto plazo- y uno más negativo en el diseño de la sociedad que vendría: la desarticulación del sistema educativo, que prefiguraría la sociedad disgregada que hoy sufrimos.

Pero hay que retroceder mucho en la historia para recordar algún período de latrocinios, desprecio institucional, negación del federalismo, burla al parlamento, sumisión de la justicia, humillación al ciudadano que piense diferente, saqueo generalizado de los fondos públicos y privados, impunidad para los delitos, desguarnecimiento de la seguridad ciudadana, crecimiento de la pobreza estructural –a pesar de los cinco años más favorables para la Argentina en el último siglo-, control perverso de la prensa, asfixia extorsiva a la producción independiente y a la economía libre, ahogo fiscal y persecusión policíaca a empresas y empresarios que no se humillen frente a la camarilla del poder, usurpación de las propias funciones del poder institucional por una persona que no tiene legitimidad ni representación política alguna, distribución discrecional de los fondos públicos a políticos alineados y empresarios amigos, desmantelamiento de los restos de la educación pública, desarticulación de la defensa nacional, ridículo internacional y aislamiento planetario, frivolización del poder y a la vez, desprecio por las obligaciones éticas que su ejercicio impone... en fin, demasiados vicios que han tenido, quizás como única contrapartida positiva, forzar a quienes tienen todavía algún reflejo democrático y extrañan los valores del país republicano a ampliar sus márgenes de tolerancia recíproca, buscando construir los cimientos de lo que vendrá.

Afortunadamente, la estrella del kirchnerato se está inclinando en el horizonte y en algún tiempo, que ojalá sea más cercano que lejano, será historia, con sus ejecutores respondiendo ante la justicia libre de un país soberano por sus actos ilícitos.

En el otro horizonte comienzan a aparecer las nuevas estrellas, que dibujarán las nuevas constelaciones. Los más firmes en sus reclamos institucionales y democráticos, que alguna vez en la historia se expresaron a través del viejo radicalismo y hoy conforman un abanico de afectos e historias diferentes están construyendo su acercamiento, junto a otros argentinos que, mirando a los años que vienen, están convencidos de la necesidad de ubicar a nuestra patria en el paradigma del cambio planetario.

En otro espacio, quienes prefieren hacer gala de sus "experiencias de gestión" pero comprenden que el nuevo mundo no deja lugar para el paroxismo populista extremo, buscan su acercamiento también en el marco de la reconstrucción de una Argentina republicana.

Las "grandes bases" de un país con dos fuerzas políticas modernas, en plena aptitud y creciente actitud de recíproca tolerancia en el juego institucional van insinuándose como el juego maduro del país de relevo. No será un alineamiento de "izquierdas y derechas", como el siglo XX no mostró un alineamiento de los viejos "unitarios y federales" del siglo XIX. Será un nuevo camino, con nuevas opciones, que competirán para ofrecer a los ciudadanos la forma más eficaz de solucionar sus problemas.

En ambas formaciones habrá viejos exponentes de las izquierdas y derechas del siglo que murió, como había antiguos unitarios y federales en las filas radicales y conservadoras, al comenzar el siglo XX. Los nuevos tiempos construirán, para posibilitar el juego de la democracia cuyas reglas se fueron depurando en dos mil años de historia, opciones políticas que buscarán su legitimidad con su acción.

En ambos conglomerados –algunos- y en el medio –otros- estamos quienes, quizás por haber vivido intensamente estas densas últimas décadas de reconstrucción democrática, seguimos bregando por la culminación del "proyecto 83", que liderara Alfonsín con la bandera de la Constitución y el Preámbulo convertido en oración cívica. Quienes creemos que el país necesita completar su ingreso a la modernidad -o sea, al estado de derecho- para poder levantar velas y comenzar su avance portentoso en un mundo –y en una sociedad argentina- crecientemente cosmopolitas.

Las diferentes visiones no debilitan sino que fortalecen la democracia, porque legitiman la representación al acercarla al enorme colorido de las diferentes visiones del pensamiento, pero para que ello efectivamente ocurra es imprescindible que la democracia funcione. Y ante esta posibilidad que se insinúa de las nuevas fuerzas en formación, la actitud responsable es cuidarla con prudencia, delicadeza, sensatez y tolerancia recíproca.

Es el servicio que la nación espera de aquellos a quienes tocó en suerte la responsabilidad de encausar la democracia, luego de tantas décadas de ausencia. "Por cien años más", enmarcando la convivencia de todos quienes integramos el país que empezó en mayo, hace casi doscientos años. Es mucho más importante que fabricar internas, endurecer los codos o amañar pícaros acuerdos evitando la consulta para integrar alguna lista, o inventar ingeniosas descalificaciones que debiliten a los necesarios socios en la reconstrucción.

No podemos ignorar que antes de terminar de eclipsarse en el horizonte para siempre, la pequeña pero sumamente dañina constelación "K" todavía está en condiciones de profundizar su daño.

Debemos evitar que ese daño altere la construcción de la convivencia que viene, plural, abierta, creativa, democrática, solidaria, libre. En las verdaderas antípodas del ciclo que se muere.

Ricardo Lafferriere


pd: agradecemos a ricardo la posibilidad de reproducir su nota. GRACIAS RICARDO!!

viernes, 23 de enero de 2009

Nuevo Americanismo

Quizás al final de las cuentas este siglo, el XXI, sí será americano, la American century proclamada en 1997 por un nutrido grupo de neocons, entre los que se hallaba la flor y nata del futuro Gobierno de George W. Bush, que creó incluso una asociación para conseguirlo. Lo intentaron por la fuerza bruta, el desprecio a los países amigos y aliados y la vulneración de los principios fundacionales de la nación americana, con los resultados que se conocen: nunca Estados Unidos llegó tan lejos en desprestigio y en pérdida de autoridad e influencia. Si se consigue, será por el camino diametralmente opuesto, proclamado el martes en el discurso inaugural de Barack Obama e incluso demostrado como ejercicio práctico de ciudadanía por unos fastos y ceremonias que se han seguido con pasmo y regocijo desde todo el mundo.
El poder inteligente puede dar a EE UU la autoridad que los ‘neocons’ buscaron por peores medios
Quizás sea verdad esa sentencia horrible acerca de los nubarrones que tenemos encima, que hace falta que las cosas vayan peor para que luego vayan mejor, pues ésta sería la lección impartida por la historia con la calamitosa presidencia que ahora termina. A partir de tres desastres históricos se levanta la nueva: el carpetazo a los ocho años de Bush, el agotamiento del capitalismo financiero voraz e irracional de la era de Reagan y la superación ejemplar de la lacra racista que arrastraba la gran democracia americana desde su fundación. El ex presidente de Rusia, actual primer ministro y de nuevo presidente in pectore Vladímir Putin, está entre quienes lo ven exactamente al revés, al estilo de José María Aznar, cuando predica que el exotismo que significa Obama acarreará un desastre económico. Putin está “convencido de que las mayores decepciones nacen de grandes esperanzas”, aunque la única demostración que se deduce es exactamente la contraria: de la gran decepción de Bush ha nacido la gran esperanza de Obama.
Éste representa, en todo caso, un nuevo americanismo, que significa una demostración de confianza en la capacidad de su país para salir de la crisis y volver a liderar el mundo. Los valores que reivindica, obviamente, son los de siempre, los fundacionales -”todos somos iguales, todos somos libres y todos merecemos una oportunidad de buscar toda la felicidad que nos sea posible”-, que su elección como presidente actualiza en contraste con las frustraciones de la historia estadounidense. Pero los métodos son distintos: “Nuestro poder crece mediante su uso prudente; nuestra seguridad nace de la justicia de nuestra causa, la fuerza de nuestro ejemplo y la moderación que deriva de la humildad y la contención”.
EE UU es todavía “una nación joven”, capaz de recuperarse después de una tremenda caída y de reinventarse de nuevo, con una energía que todo el mundo envidia. La jornada de la inauguración ha proporcionado un espectáculo de unidad nacional y de consenso moral insólito en el mundo de hoy, en cualquiera de sus continentes, y no es extraño que se haya producido en el momento en que la minoría fundacional afroamericana ha conseguido que uno de los suyos encarne la soberanía nacional. Michelle Obama dijo durante la campaña, en un momento no del todo conveniente, que “por primera vez se sentía orgullosa de ser americana”. Su frase se convirtió en un proyectil contra su marido, pero encierra una verdad que el martes emergió en toda su dimensión histórica.
Durante la campaña, desde los cuarteles conservadores, se lanzó la insidia de que votar a Obama era optar por un presidente para la decadencia, cuando todo está indicando lo contrario. En vez de seguir con la agonía neocon y bushista, EE UU ha apostado por una América que vuelve a situarse en cabeza de todo, empezando por su capacidad de renovación y de entusiasmo, por el regreso de la política y de la voluntad ejemplarizante. El mensaje de Obama enlaza directamente con la ilusión primigenia de la Revolución Americana, aquella hermana más inteligente y pacífica de la Revolución Francesa: “Sabed que Estados Unidos es amigo de todas las naciones y todos los hombres, mujeres y niños que buscan paz y dignidad, y que estamos dispuestos a asumir de nuevo el liderazgo”.
Independientemente de los resultados que obtenga, esta propuesta de un nuevo americanismo resuena positivamente en todo el mundo. Es la superación del EE UU de la guerra fría, que se alió con las dictaduras de Franco, Salazar y los coroneles griegos y favoreció el golpismo en América Latina. Quiere ser también la superación, más difícil, de la América de la transición del siglo XXI, que siguió aliada con dictaduras árabes y asiáticas en nombre de los intereses económicos primero y de la lucha contra el terrorismo después. Veremos cómo declina en la práctica el complejo axioma que declara “falso que haya que elegir entre nuestra seguridad y nuestros ideales”. La hegemonía en el siglo XXI se jugará en el terreno económico, obviamente, pero también en el campo de las ideas morales y políticas. Y ahí es donde la combinación entre poderes blandos y duros, es decir, el poder inteligente (smart power) que ahora Hillary Clinton ha puesto en boga, puede dar a EE UU aquella superioridad que los neocons buscaron por los peores medios.

lunes, 5 de enero de 2009

La Defensa y La Politica

Por Horacio Jaunarena


Después de cinco años de una bonanza sin antecedentes históricos en las cuentas fiscales de la Nación -fruto de una situación económica internacional favorable, que ya cambió-, nuestras Fuerzas Armadas están en condiciones inciertas para asegurar el cumplimiento de su misión principal. Esta, definida por el actual gobierno y cuestionable por insuficiente y anacrónica, dado el panorama que nos ofrece el siglo XXI, es "conjurar y repeler toda agresión militar estatal a fin de salvaguardar de modo permanente los intereses vitales de la Nación".

Los intereses vitales, en palabras del Gobierno, son "la soberanía, la independencia, la capacidad de autodeterminación, la integridad territorial, la vida y la libertad de sus habitantes". Es simple enunciar estos valores; protegerlos en la realidad es una compleja cuestión fáctica en la que las capacidades reales son determinantes.

Las misiones secundarias, como ayuda ante catástrofes, diversas actividades internacionales y misiones de paz, hoy no pueden ser afrontadas adecuadamente, salvo mediante la asignación de urgentes partidas presupuestarias, las que, al aplicarse sobre estructuras desgastadas, ofrecen respuestas cada vez menos eficientes. En materia de misiones de paz, hemos perdido importancia relativa frente a las capacidades desarrolladas por otros países de la región.

En julio último, se realizaron en el Estado Mayor Conjunto las Jornadas de Planeamiento Estratégico 2008, en las que participaron las cúpulas del ministerio de Defensa y de las Fuerzas Armadas. El Ejército presentó, en sus conclusiones, una placa con un texto revelador. La falta de recursos necesarios para el sostenimiento de la fuerza, no sólo impide cumplir con un imperativo legal de alistar, adiestrar y sostener, sino que imposibilita producir un efecto real de disuasión en función de nuestros intereses vitales y atenta contra el apoyo a la política exterior de la Nación, al dificultar la integración con nuestros principales vecinos en un plano de similitud. Dada la proclamada intención de apoyar la iniciativa brasileña de integrar una estructura militar regional de la Unasur, ¿cómo lograr "un plano de similitud", frente a las importantes adquisiciones de equipamiento y desarrollo de la industria militar que tienen en marcha Brasil y Chile?

En las aludidas jornadas, el Ejército reiteró la descripción de su actual estructura formal y despliegue territorial, que se nutría del sistema de conscripción obligatoria. Se omite considerar que completar esa organización, si se pretende un funcionamiento eficaz, requiere alrededor de 100.000 soldados, cifra imposible con el sistema voluntario. Hoy el Ejército tiene poco más de 13.000 soldados.

El tránsito de un ejército de conscripción al de un ejército profesional supone cambiar de un ejército en el que se privilegia la cantidad por otro en el que se privilegia la calidad. No obstante, la edad promedio del material de armas y vehículos supera los treinta años. El mantenimiento es oneroso y técnicamente pobre por la falta de recursos. La munición no cubre el estándar de una jornada de combate.

En esas jornadas, la Armada describió lo que considera una "fuerza activa sustancial naval", al precisar que se trata de la "mínima organización", integrada por 70 buques de superficie -con portaaeronaves a la cabeza-, 6 submarinos, 36 aviones, 34 helicópteros y 3 batallones de infantería de marina. Tal vez sea un diseño técnicamente coherente en sí mismo, pero en las actuales condiciones de la Armada y del país es una expresión de deseos alejada de la realidad.

La Fuerza Aérea continúa lidiando con las complejas consecuencias de la decisión del Gobierno de sacar de sus competencias el control de la actividad aérea no militar. La decisión fue anunciada con espectacularidad y se designaron funcionarios importantes, pero el cambio se tornó lento y queda mucho por hacer.

Ni hablar del estado del material, las certificaciones técnicas de los pilotos y la deserción de profesionales formados por el Estado, que migran a la actividad civil. Hace algunas semanas, no pudo darse fin al curso conjunto básico de pilotos por problemas en los aviones de adiestramiento Mentor, aparatos cuyo diseño data de la década de 1950.

El llamado programa de recuperación de capacidades, anunciado por el ministerio de Defensa, puede haber sido un paso bien intencionado, pero resulta ineficiente en la práctica y en lo conceptual. En la práctica, porque la mayor parte del material se degrada, por antiguo, con mayor rapidez que cualquier recuperación. En lo conceptual, porque más bien hay que pensar -sensata y moderadamente- en materiales de una nueva generación, cuya determinación debería derivarse de una política de Defensa entendida como cuestión de Estado y construida mediante consensos democráticos.

En apretada síntesis, la autoridad política les reclama a las Fuerzas Armadas que rediseñen sus estructuras por "capacidades", pero no les describe ni amenazas ni escenarios. Como consecuencia, los planificadores militares se refugian en la tradición orgánica de cada fuerza y establecen capacidades preventivas elevadas, resistiéndose a pasar a la historia de sus instituciones como desmanteladores. Resultado, propuestas ilusorias de cumplimiento imposible. Mientras tanto, se siguen creando con entusiasmo estructuras burocráticas en un ministerio de Defensa que, desde 2003, ha aumentado su planta de personal, en cargos directivos, -no militares- mucho más que cualquier otra organización del Estado.

Durante el pasado año, han pedido la baja más de 140 oficiales subalternos del Ejército. En el otro extremo del escalafón jerárquico, mediante una resolución, el ministerio de Defensa avanzó en la intervención primaria sobre los ascensos y destinos del personal superior de las Fuerzas Armadas. Es un retroceso frente a los progresos logrados a lo largo de décadas en la profesionalización de los cuadros militares. Si cada facción política en el poder modifica o ignora los dictámenes de los cuerpos colegiados de calificación y cambia las decisiones específicas de los altos mandos militares designados por el propio Gobierno -como los destinos de los oficiales superiores-, en la práctica, será más eficiente para los oficiales hacerse amigo del político a cargo que buscar la excelencia. La consecuencia es un mayor deterioro profesional de la fuerza.

Los dos gobiernos de Kirchner heredaron, en materia de política de Defensa, el tramo menos complejo del último cuarto de siglo. Pese a esta situación innegable y a la bonanza económica que facilita decisiones adecuadas, en los hechos -que desmienten las declaraciones ampulosas y descubren las operaciones mediáticas-, estamos recorriendo las primeras etapas de una crisis cuya responsabilidad principal es del Poder Ejecutivo, pero debería se asumida, también, por el conjunto de la dirigencia política.

La política de Defensa tiene que ser una política de Estado y no patrimonio de una facción.