lunes, 27 de octubre de 2008

FUTBOL ¿DE PRIMERA?

Si pensar un país fuera un blog futbolistico tendriamos que hablar de un partido de futbol que por ahora lleva 6 años jugados y que le restan jugar 2 mas. Si!, un partido de 8 años de duración, un partido largo por cierto.
En este partido hay 2 equipos bien definidos; uno es el equipo K y otro el equipo O.
Nos conviene hablar de un equipo K que durante los primeros 3 años estuvo en plenitud, aplasto y se llevo por delante al equipo O que sin poder afianzarse en el campo de juego perdio mucho terreno, se recluyo en su cancha y con mucha desorientación no pudo armar su forma de juego.
El equipo K sumaba puntos, sumaba goles, sumaba hinchas, sumaba socios, sumaba y sumaba... Hasta que de repente el DT quiso introducir algunos cambios como para regular un poco el juego. Como es sabido un equipo no puede mantener un ritmo constante de juego, necesita bajar un cambio. El equipo K no bajo un cambio, directamente puso punto muerto.
Hace 3 años que el equipo K perdio el rumbo, quedo como desorientado en la cancha.
A todo esto el equipo O ante estos cambios introducidos por el equipo contrario no logro encontrar un rumbo determinado, un estilo de juego que pudiera hacer frente a este momento del adversario y aunque sea le sirva para ganar algunos metros en el campo de juego y poder salir de la situacion de KO en el que el contrincante lo habia metido.
Hasta que hubo una jugada decisiva, como en todo partido siempre hay una jugada que cambia el rumbo del partido y este partido no seria la excepción.
Esta jugada que desato la furia del publico que estaba en la cancha, hizo reaccionar al equipo O que empezo a mostrar buenos momentos de juego asociado. Con lo que le alcanzo para llegar al descuento tan deseado. A partir de ese momento el partido cambio totalmente. El equipo K entro en una profunda crisis, sin ideas, llegando con algun pelotazo aislado, que parecia mantenerlo con vida, pero a cada pelotazo , el equipo O respondia con ataques que herian al contrario. El equipo K se desmorona momento a momento, perdio soldados por lesión, o por expulsión. Quedo abatido, con divisiones internas, aunque intenta mostrar una fortaleza que a simple viste se nota que es un castillo de naipes.
El equipo O se agrando, vive su mejor momento, aunque desestructurado y sin grandes figuras, ataca, va en busca del empate. Como deciamos antes, cada ataque que realiza logra debilitar al rival.
No hay que olvidar que quedan 2 años de partido por delante, 2 años seguramente duros, en donde no solo afectan los factores internos a los jugadores, a los equipos, al publico, y al mismo estadio. Sino que tambien afectan a este gran partido los factores externos, que lamentablemente no se puede estar ajeno a esta situacion. Solo resta saber como esta crisis externa afectara el desarrollo del partido.
Son 2 años decisivos, donde el equipo K tendra que cambiar su rumbo en el partido si quiere terminar como ganador del titulo, y el equipo O tendra que terminar de definir su estrategia para encarar esta parte final y definir que figuras de su amplio equipo conformaran los 11 titulares.
Esperemos que el partido se juegue de forma sana y limpia y que terminemos ganando todos, y que los 2 equipos piensen en el bien de todos pero sobre todo en el bien de los mas debiles, de los que no pudieron entrar al estadio por no poder pagar la entrada y de los miles y miles que no pueden seguir el partido ni siquiera por television.
PENSEMOS EN TODOS. PENSEMOS EN UN PAIS PARA TODOS. PENSEMOS UN PROYECTO DE PAIS. PENSEMOS EN UN PAIS TODOS TENGAMOS PROYECTOS. PENSEMOS UN PAIS.

martes, 14 de octubre de 2008

Crisis Financiera Global

Por Jesus Rodriguez



La crisis de confianza sin precedentes que afecta la economía global no solo provoca, como dijo el Presidente Sarkozy, en todos los países miedo de los ciudadanos por sus ahorros, empleos y pérdida del poder adquisitivo de los salarios sino que también señala un punto de inflexión en el mundo construído tras la caída del Muro de Berlín y el final de la Guerra Fría.

Algunos rasgos distintivos de la crisis son – entre otros- que esta vez tuvo su origen en el centro del sistema financiero global; que su verdadera profundidad aún no es posible de precisar cabalmente; que uno de sus efectos destacados es la notable – y rápida- concentración en muy pocos participantes en el mercado financiero y, por último, que todavía no vimos todo su desarrollo.

Por cierto, las consecuencias sobre la economía real de todas las regiones y países se medirán en términos de nivel de actividad y empleo y, además, las corrientes del comercio mundial también se verán negativamente afectadas.

El Gobierno de los Estados Unidos destinó para atender la crisis sistémica en el sector financiero –el salvataje de los préstamos hipotecarios, la adquisición de la empresa de seguros AIG y los fondos para los intermediarios mayoristas de préstamos para viviendas Fannie Mae y Freddie Mac- una cifra equivalente a tres veces el PBI de la Argentina medido en dólares.

Esta decisión oficial replica lo ocurrido en la década de los ochenta, en la conocida como la crisis de los Savings and Loans, donde el Estado inyectó una cifra, en valores nominales, de alrededor del 70% de lo previsto en esta oportunidad para los préstamos hipotecarios y demuestra, además que como ha dicho el titular de la FED Ben Bernanke “en las crisis financieras no hay ideologías”.

Ahora bien, para poder comprender lo que está sucediendo es necesario reconocer que en esta etapa de la globalización, -entendida como el proceso histórico de creciente integración de los mercados, de mercancías, servicios reales y flujos financieros-, su dimensión financiera ha tenido un crecimiento exhuberante con crisis en los mercados emergentes cada vez más frecuentes e intensas como los observadas en los años noventa en México y Argentina (1995), en las cinco economías del sudeste asiático en 1997-98, Rusia y Brasil en 1998-99 y Argentina y Turquía en 2001.

Esa conflictiva evolución del mercado permitió que el ex Secretario del Tesoro de los Estados Unidos en la Administración Clinton , con desarrollo profesional en Wall Street, Robert Rubin en su momento propiciara un debate en relación a “la nueva arquitectura financiera internacional”.

Esta proposición partió de reconocer la asimétrica evolución de los mercados de mercancías y financieros ya que, por caso, en los últimos treinta años del siglo pasado mientras las economías de los países emergentes crecieron un 250% y el comercio mundial un 440%, los movimientos de capitales privados en el mismo período se amplían en un 850%. Una aproximación a la magnitud del mercado, estimulada en la primera crisis petrolera por los excedentes de los países productores y, más tarde, por las innovaciones tecnológicas en las comunicaciones y la sofisticación en la provisión de nuevos productos,está dada por el volumen de operaciones del mercado mundial de divisas que, según el Banco Internacional de Ajustes de Basilea, pasó de un promedio de 590 billones de dólares en 1989 a cerca de 1200 billones de divisas en 1995.

Más aún, hasta hoy el financiamiento del sistema financiero internacional con su desproporcionada evolución carece, además, de un prestamista de última instancia lo que justificó, en su momento, la frustrada iniciativa de Anne Krueger para la creación de un Mecanismo de Reestructuración de Deuda Soberana.

Así, las limitaciones que las capacidades institucionales de los Estados-Nación, tal cual los conocemos, tienen para afrontar los desafíos de la globalización encuentran en su dimensión financiera las cotas más elevadas.

Por si hiciera falta algún argumento adicional para tener una acabada dimensión de esta limitante basta con pensar en la importancia de los Centros Financieros Extraterritoriales (CFE), también conocidos por su denominación en inglés off-shore banking centers.

Si bien es cierto que estos CFE proveen servicios para actividades reconocidas, caracterizadas por un mínimo de transparencia y un máximo de autonomía de la acción privada, su utilización por parte de integrantes de organizaciones con actividades ilegales es tal que, a pesar de los avances ocurridos con posterioridad a los atentados de las Torres Gemelas en Septiembre de 2001, el FMI estimó en 500 billones de dólares el volumen de fondos, con origen irregular, allí depositados.

Es razonable pensar, entonces, que una parte de las causas que originaron la crisis no han sido removidas, que las derivaciones últimas de la crisis no se han explicitado todavía, que las consecuencias se desplegarán a lo largo de los años venideros y además, que como difícilmente haya regiones o países que no se verán afectados no es posible pensar que la Argentina se mantenga al margen de las consecuencias en términos de volúmenes de comercio, precio de los productos comerciados, corrientes de inversión extranjera directa y acceso a los mercados financieros.

Crisis Financiera Global

Por Jesus Rodriguez



La crisis de confianza sin precedentes que afecta la economía global no solo provoca, como dijo el Presidente Sarkozy, en todos los países miedo de los ciudadanos por sus ahorros, empleos y pérdida del poder adquisitivo de los salarios sino que también señala un punto de inflexión en el mundo construído tras la caída del Muro de Berlín y el final de la Guerra Fría.

Algunos rasgos distintivos de la crisis son – entre otros- que esta vez tuvo su origen en el centro del sistema financiero global; que su verdadera profundidad aún no es posible de precisar cabalmente; que uno de sus efectos destacados es la notable – y rápida- concentración en muy pocos participantes en el mercado financiero y, por último, que todavía no vimos todo su desarrollo.

Por cierto, las consecuencias sobre la economía real de todas las regiones y países se medirán en términos de nivel de actividad y empleo y, además, las corrientes del comercio mundial también se verán negativamente afectadas.

El Gobierno de los Estados Unidos destinó para atender la crisis sistémica en el sector financiero –el salvataje de los préstamos hipotecarios, la adquisición de la empresa de seguros AIG y los fondos para los intermediarios mayoristas de préstamos para viviendas Fannie Mae y Freddie Mac- una cifra equivalente a tres veces el PBI de la Argentina medido en dólares.

Esta decisión oficial replica lo ocurrido en la década de los ochenta, en la conocida como la crisis de los Savings and Loans, donde el Estado inyectó una cifra, en valores nominales, de alrededor del 70% de lo previsto en esta oportunidad para los préstamos hipotecarios y demuestra, además que como ha dicho el titular de la FED Ben Bernanke “en las crisis financieras no hay ideologías”.

Ahora bien, para poder comprender lo que está sucediendo es necesario reconocer que en esta etapa de la globalización, -entendida como el proceso histórico de creciente integración de los mercados, de mercancías, servicios reales y flujos financieros-, su dimensión financiera ha tenido un crecimiento exhuberante con crisis en los mercados emergentes cada vez más frecuentes e intensas como los observadas en los años noventa en México y Argentina (1995), en las cinco economías del sudeste asiático en 1997-98, Rusia y Brasil en 1998-99 y Argentina y Turquía en 2001.

Esa conflictiva evolución del mercado permitió que el ex Secretario del Tesoro de los Estados Unidos en la Administración Clinton , con desarrollo profesional en Wall Street, Robert Rubin en su momento propiciara un debate en relación a “la nueva arquitectura financiera internacional”.

Esta proposición partió de reconocer la asimétrica evolución de los mercados de mercancías y financieros ya que, por caso, en los últimos treinta años del siglo pasado mientras las economías de los países emergentes crecieron un 250% y el comercio mundial un 440%, los movimientos de capitales privados en el mismo período se amplían en un 850%. Una aproximación a la magnitud del mercado, estimulada en la primera crisis petrolera por los excedentes de los países productores y, más tarde, por las innovaciones tecnológicas en las comunicaciones y la sofisticación en la provisión de nuevos productos,está dada por el volumen de operaciones del mercado mundial de divisas que, según el Banco Internacional de Ajustes de Basilea, pasó de un promedio de 590 billones de dólares en 1989 a cerca de 1200 billones de divisas en 1995.

Más aún, hasta hoy el financiamiento del sistema financiero internacional con su desproporcionada evolución carece, además, de un prestamista de última instancia lo que justificó, en su momento, la frustrada iniciativa de Anne Krueger para la creación de un Mecanismo de Reestructuración de Deuda Soberana.

Así, las limitaciones que las capacidades institucionales de los Estados-Nación, tal cual los conocemos, tienen para afrontar los desafíos de la globalización encuentran en su dimensión financiera las cotas más elevadas.

Por si hiciera falta algún argumento adicional para tener una acabada dimensión de esta limitante basta con pensar en la importancia de los Centros Financieros Extraterritoriales (CFE), también conocidos por su denominación en inglés off-shore banking centers.

Si bien es cierto que estos CFE proveen servicios para actividades reconocidas, caracterizadas por un mínimo de transparencia y un máximo de autonomía de la acción privada, su utilización por parte de integrantes de organizaciones con actividades ilegales es tal que, a pesar de los avances ocurridos con posterioridad a los atentados de las Torres Gemelas en Septiembre de 2001, el FMI estimó en 500 billones de dólares el volumen de fondos, con origen irregular, allí depositados.

Es razonable pensar, entonces, que una parte de las causas que originaron la crisis no han sido removidas, que las derivaciones últimas de la crisis no se han explicitado todavía, que las consecuencias se desplegarán a lo largo de los años venideros y además, que como difícilmente haya regiones o países que no se verán afectados no es posible pensar que la Argentina se mantenga al margen de las consecuencias en términos de volúmenes de comercio, precio de los productos comerciados, corrientes de inversión extranjera directa y acceso a los mercados financieros.